martes, 5 de diciembre de 2006

Periodistas, carne de cañón














Lo más triste es que siga existiendo la necesidad de mantener una entidad llamada Reporteros sin Fronteras, obligada a velar por la salud y la vida de los informadores y periodistas en muchos países del mundo.

Ya es público el informe de 2005. De la cantidad de profesionales que están encarcelados por ejercer, el sagrado derecho –porque si a alguien no le parece sagrado poder informar y opinar que levante la mano – de hacer uso de la libertad de expresión y opinión. Da igual que se recoja en las cartas magnas, que la Declaración de Derechos de la ONU la ampare y la haya ratificado en cada una de las posteriores revisiones (Carta de San Francisco, París, Declaración del milenio, etc.).

En España recordamos a Miguel Gil (sierra Leona), Julio Fuentes y J. Anguita Parrado (Irak) y José Couso, también en Irak. Pero hay tantos y tantos nombres que no conocemos...
El último dato aportado por Reporteros sin Fronteras, quien media para obtener la libertad o mejorar las condiciones de los periodistas capturados, es que 139 profesionales están encarcelados por hacer su trabajo: informar. El problema es que los países en donde desarrollan la actividad periodística hacen caso omiso tanto de los Derechos Fundamentales del Hombre, como del
Convenio de Ginebra.

Hoy en día las plumas y las lentes se han convertido en una moneda de cambio que funciona para presionar en una guerra; pero todos y cada uno de ellos, sea cual sea su nacionalidad o su bandera, antes que periodistas son personas.

Este pasado domingo, 3 de diciembre, se cumplieron veintidós años desde que Saíd Mekbel, periodista argelino, escribió lo siguiente en su última columna, antes de ser asesinado, en 1984.

ESE LADRÓN QUE...

Ese ladrón que, por la noche, derriba las paredes para entrar en su casa...
Ese padre que recomienda a sus hijos que no comenten fuera de casa a qué ruin oficio se dedica...
Ese mal ciudadano que se arrastra por los juzgados, en espera de juicio; ese individuo, arrestado en una redada y arrojado, de un culatazo, al fondo de un camión...
El que por la mañana, sale de su casa sin saber si llegará a su trabajo; el que, por la tarde, sale de su trabajo sin saber si llegará a su casa...
Ese vagabundo que no sabe dónde pasar la noche; el que recibe amenazas en el secreto de un despacho oficial; el que debe rebelar lo que sabe; ese ciudadano desnudo y desamparado...
El hombre que ha prometido no morir degollado; el cadáver al que se le cose la cabeza decapitada...
El que no sabe hacer nada con sus manos, más que escribir sus artículos...
El que espera contra toda esperanza porque, al fin y al cabo, las rosas también florecen en el estiércol...
Él es todo eso, y sin embargo es sólo un periodista...
(Saíd Mekbel)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que la profesión periodística es una profesión especialmente castigada, y no sólo en países como Oriente Próximo... sin irnos tan lejos, en España, ejercer el Periodismo como merece es prácticamente imposible. Cierto es que no nos callan con muerte, ni con torturas, pero nos callan. Los políticos nos callan, los intereses económicos de los medios, nos callan... El periodista no puede informar de lo que sucede si ésto perjudica al medio para el que trabaja y le da de comer. No podemos contar las verdades, sino sus verdades. Lo peor de todo es que o lo aceptas, o contratan a otro que sí está dispuesto a aceptar las condiciones. Es un debate muy interesante, porque parece que esto sólo pasa en esos países que no aceptan la democracia, pero no es así, en nuestro propio país, en nuestra propia ciudad el Periodismo está siendo castigado y amenazado. Conozco casos, en el ámbito deportivo, en que algunos periodistas tienen que contactar con miembros de grupos ultras del fútbol para explicar algún artículo y que no se lo tomen a mal, que no les amenacen, simplemente por no estar de acuerdo. Eso ya es una limitación al periodista, es una privación de su profesión, limitar la pluma. Saludos

Anónimo dijo...

Estimado Jonás, en efecto es una realidad lo que describes. Pero es normal, el periodista romántico se ha quedado para los libros de la universidad. El periodismo está mutando en un trabajo complicado de conseguir y difícil de realizar, aunque, con el tiempo, descubrirás que es más que eso, pese a la economía y el poder que lo controlan; si los medios se volvieran mudos no habría enlace con la opinión pública. Hoy es casi utópico ser un reportero que se ciñe a la estricta verdad, salvando el matiz -nada despreciable- de que la objetividad, como ya sabes, 'no existe'.
Hay muchas "guerras" que ganar a golpe de bolígrafo y papel, o a través de las computadoras.
Muchas gracias por tu comentario.
Ana B.

Anónimo dijo...

La llave para la salvación del Periodismo la tenemos los propios periodistas, pero como bien sabes, hay muchos que no valen para esto, que están en los medios por enchufe, que escriben o dejan de escribir para pagar favores, para recibir favores... muchos no conocerán ni el código deontológico, y menos lo utilizan. ¿Como esperar respeto hacia la profesión si hay periodistas que no la respetan? ¿Cómo pedir a quienes retienen a periodistas que los liberen, si es una profesión en la que muchos prosperan haciendo daño a sus colegas, "jodiéndoles" hablando claro?

Anónimo dijo...

Esas cosas pasan, en efecto, por eso el ideal del periodista que dice la verdad se ha quedado 'anticuado'; no es un modelo válido para la sociedad actual. Es crudo aceptarlo, pero a todos nos llega el día -los de vocación claro - en que asumimos una de las facetas más duras de nuestra profesión.
No te rindas, pero sé cauto. Saludos.
Ana B.

Anónimo dijo...

Bienvenidos al mundo real, donde el idealismo de una profesión tropieza día a día con el poder del dinero, el poder del poder y la mezquindad de muchos.
Lo único que nos queda a algunos es la satisfacción de que seguimos siendo fieles a nuestro sueño.
No enterréis nunca ese sueño porque será el que os haga seguir viviendo con dignidad, pero a la vez, sed prácticos y utilizad los recursos necesarios para sobrevivir en este mundo lleno de lobos.
Saludos

Ana B. dijo...

Y he dicho... totalmente de acuerdo contigo. Muchas gracias por intervenir. Un beso